LOS FUNDAMENTOS GNÓSTICOS

 

La gnosis suele interpretarse como
la búsqueda de un conocimiento absoluto y liberador

A través de los diccionarios, hoy podemos afirmar que el vocablo “gnosis” es de origen griego y que en sentido generalizado significa simplemente “conocimiento”. En un sentido más profundo, la palabra “gnosis” ha significado en muchas épocas de la humanidad el resurgimiento de una ciencia o corriente ligada a la explicación de los fenómenos metafísicos y físicos del hombre

De un modo más descriptivo, Teódoto identificaba a la gnosis como el conocimiento liberador de una serie de cuestiones:

“Qué éramos, qué hemos venido a ser, dónde estábamos, a dónde hemos sido arrojados, a dónde vamos, de qué nos liberamos, qué es nacer, qué es renacer”.

Excerpta Theod.

Como respuesta a éstas incógnitas de la existencia surge el desarrollo doctrinal; el hombre substancialmente tiende a la unión con lo absoluto, lo verdadero y perfecto, aunque inefable. Ahora bien, por destino específico el hombre reside en el exilio de un mundo imperfecto que lo aprisiona y turba. La única vía de liberación está en el conocimiento de sí mismo y en el reconocimiento de su separación de una conciencia inefable, divinal.

La caída del hombre degenerado es el fundamento de la teología de todas las naciones antiguas. Platón testimonia también así, que tal era la doctrina de los órficos y que él mismo la profesaba. Según Fililao, el Pitagórico (Siglo V antes de J.C.), los filósofos antiguos decían que el material psíquico, la esencia, estaba encerrada entre el “yo” como en una tumba, como castigo por algún error.

El gnosticismo es en sí mismo una estructura verbal o gramatical que envuelve la idea de sistemas doctrinales de oriente u occidente que pretenden devolverle a la conciencia condicionada por el ego animal su estado original de infinitud y universalidad.

“El que llega a conocer de este modo sabe de dónde ha venido y a dónde va. Sabe como el ebrio que ha salido de la embriaguez, que se ha vuelto hacia sí, que ha recuperado lo propio de él”.

Evangelio de la Verdad.

Básicamente el estudio gnóstico comienza con una correcta relación consigo mismo, es decir, con la conciencia, su origen cósmico, su caída en el mundo de las formas al que rige la fatalidad y la ley del nacimiento y de la muerte. La necesidad de que ésta sea despertada por el real ser, para poderse reintegrar a su estado primitivo.

Sólo las doctrinas gnósticas que incluyan los fundamentos ontológicos, psicológicos, teológicos y antropológicos, que enumeramos a continuación, pueden formar parte del auténtico gnosticismo:

La maldición desde un punto de vista científico y filosófico.
El Adán y Eva del Génesis hebraico.
El pecado original y la salida del paraíso.
El misterio del Lucifer Náhuatl.
La muerte del mí mismo.
Los poderes creadores.
La esencia del “Salvador Salvandus”.
Los misterios sexuales.
El Cristo intimo.
La serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.
El descenso a los infiernos.
El regreso al Edén.
El don de Mefistófeles.
Si bien es cierto que debemos tener en cuenta en cualquier sistema gnóstico sus elementos helenísticos orientales –incluyendo los de Persia, Mesopotamia, Siria, India, Palestina, Egipto– nunca deberíamos ignorar los principios gnósticos perceptibles en los sublimes cultos religiosos de los nahuas, toltecas, aztecas, zapotecas, mayas, chibchas, incas, quechuas de indoamérica.

Los principios básicos de la gran sabiduría universal son siempre idénticos. Tanto el Buda, como Hermes Trismegistos, Quetzalcoatl o Jesús de Nazaret, entregaron un mensaje y cada uno de esos mensajes de lo alto, en sí mismos contiene idénticos principios de tipo completamente impersonal y universal.

La síntesis de todas las doctrinas es la gnosis, la ciencia iniciática, la ciencia del conocimiento cósmico, por eso las variantes de su nombre son muchas, existiendo una en cada lenguaje.

La palabra griega gnosis no es sino la castellanización de la palabra latina “jina”, su verdadera escritura deriva del parsi y del árabe. Originalmente no era “jina” sino “djin” o “udjinn”, y así la vemos empleada por muchos autores.

Jan, chhan o kan, dan, dzan, d’ian, jain, jian, ioan, kwan, swan, thanos, thoan y choan son todas equivalentes de jana, yana, gnana, gnosis, conocimiento.

Sin embargo, no todo es auténtico conocimiento gnóstico. Así tenemos doctrinas que presentan exteriormente caracteres que pueden ser identificados con los sistemas gnósticos pero que esencialmente no lo son. “Pensamiento que no es y es gnóstico”, a estos se les denomina “pregnóstico”.

“Protognóstico” es todo sistema gnóstico en estado incipiente y germinal, movimientos dirigidos por una actitud muy similar a la que caracteriza a las corrientes gnósticas definidas.

El adjetivo “gnóstico” puede y hasta deber ser aplicado inteligentemente tanto a las concepciones que en una u otra forma se relacionan con la gnosis como con el gnosticismo.

El término “gnostizante” se encuentra muy cerca a pregnóstico por su significación, ya que el vocablo, en realidad “estricto sensu” se relaciona con aspectos intrínsecos que poseen cierta similitud con el gnosticismo universal, pero que están integrados en una corriente no definida como gnosis.

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